A juzgar por lo que se está barajando en diversos foros a los que hemos asistido y que hemos podido seguir, las nuevas tecnologías van a modificar (están modificando ya, de hecho) el modelo productivo de las empresas en líneas generales.
La tecnificación está marcando el presente y marcará el futuro de las relaciones laborales, y si no nos ponemos al día, nos dicen que estamos muertos como empresa y quién sabe qué más.
Nos han puesto ejemplos como la hostelería y la restauración, ejemplos en los taxis y cómo Uber ha modificado el sistema comercial, ejemplos claros como la música, el cine, las series de televisión o la lectura.
O te pones al día, o te reciclas, o desapareces.
Móviles, Internet, tablets, nuevas maneras de comunicarse, tecnología.
Incluso en el sector agroalimentario las nuevas tecnologías han entrado con tanta fuerza que hay quien se pregunta si en pocos años necesitaremos jornaleros en nuestros campos porque otras tareas como las de logística cada vez más las realizan máquinas, o están mecanizadas (que suena mejor).
Ahorros de costes, ahorros de personal, velocidad, más competitividad. Palabras clave que pueden darnos algunas pistas de hacia dónde se encamina nuestro presente y hacia dónde debemos encaminarnos nosotros como empresa.
Pero, unido a esto, tenemos a las personas, las mismas personas que dan vida a esta nueva situación de las relaciones laborales y los Recursos Humanos, las mismas personas que fabrican las máquinas, diseñan componente, idean nuevos recursos; las mismas personas que serán clave en una atención al cliente diferenciada, en una relación interpersonal que diferencia nuestra marca, nuestra pequeña o gran empresa de las demás.
Presente, futuro, adaptación. ¿Acaso no somos las personas el presente y el futuro de los Recursos Humanos y las Relaciones Laborales?