En buena parte de nuestro país, el comercio exterior está salvando a cientos de empresas y está proporcionando un canal de trabajo y negocio excepcional.
No es nuevo, ni mucho menos, pero en la actualidad, con la mejora de las nueva tecnologías, la amplitud y cercanía de mercados y el amplio asesoramiento de las entidades y administraciones especializadas, se hace un poco más sencillo.
No todo el mundo se puede poner a vender, no todos los productos son susceptibles del comercio exterior; pero todas aquellas empresas que decidan dar el paso o que ya estén inmersas en las relaciones comerciales con otros países, bien de la Unión Europea, bien del resto del mundo, deben cuidar su imagen.
De la misma manera que se cuida la imagen del producto, debe cuidarse la imagen de la propia empresa que puede variar en función del país al que nos dirijamos o con quien pretendamos hacer negocios.
Qué duda cabe de que Internet ha facilitado muchísimo la tarea comercial, cualquier empresa sabe que muchos pedidos llegan a través de la red de los más diversos puntos del mundo, con lo cual, la imagen, cómo nuestro espacio web comunica, explica, habla y se muestra. Puede ser la diferencia, una vez más, entre el interés y el desinterés, entre un negocio y una simple visita-web.
Comercio exterior, imagen exterior, y comunicación exterior, elementos útiles para la mejora de su negocio en otros mercados en crecimiento y expansión.