En muchas ocasiones una empresa se encuentra ante una situación de crisis que sobrepasa los muros externos de su fábrica y de sus despachos. Se trata de un momento clave en el que decidir qué contar, qué no contar, que informar y qué datos ofrecer, antes de que alguien (medios de comunicación), los descubran por nosotros y decidan interpretarlos. La comunicación de crisis es un baluarte con el que defenderse y normalmente se basa en la sinceridad, aunque no siempre; pero las empresas más punteras han recurrido a esta claridad para sobre ponerse ante situaciones complicadas, muy complicadas que dañan la imagen de empresa y podrían provocar no pocos perjuicios. Una empresa de aviación ha sufrido la pérdida de uno de sus aviones y lo que es peor, de las personas que iban en él. Hemos podido ver a decenas de medios de comunicación esperar a las puertas de la empresa de aviones a que los responsables de comunicación dijeran algo. ¡Qué importante! No hay que dejar flecos al azar pero tampoco hay que retrasarse pues existen muchos recursos al alcance de los medios de comunicacón que pueden conevrtir un comunicado en papel mojado y caduco. Así, premura y cuidado, mucho cuidado. Una premura que no debe confundirse, hay que controlar los tiempos y controlar los perjuicios más allá de la catástrofe humana, por supuesto. ¡Qué importante es disponer de un equipo asesor para ayudar a una empresa sobre qué decir, cuándo decirlo y en qué dosis decirlo!
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